Con un panorama de nieve escasa y dura y unas botas de monte a estrenar, cambiamos las tablas por los pinchos varios y demás artilugios de sujetarse al monte. De paso, la idea es hacer unas cuantas prácticas de técnicas invernales, de esas que nunca dan tiempo a hacer: autodetención, cramponaje, seguros de fortuna, etc, con un alumno deseoso de aprender. La cumbre elegida es el Mallo de Lecherines, en Aisa, donde recordaba un corredorcillo que en verano anda por el IIIº. Todos los objetivos cumplidos, excepto la cumbre, ya que mi poca memoria nos hizo equivocar de corredor; un muro de roca en una canal que no llevaba a ningún sitio me avisó del error.
Pico Lecherines, Mallo Lecherines y Rigüelo
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